Sara es una de esas personas que irradia una inmensa dulzura. La deportista paralímpica superó la pérdida de sus dos pies en un accidente de tráfico con determinación y capacidad de lucha. Sara ha convertido este revés de la vida en una oportunidad para crecer como persona y ofrecerse a los demás. Aceptándose a sí misma, ha sido paciente en la evolución de su vida y disfruta de cada minuto de su existencia. Porque como decía María de Villota, «La Vida es un regalo».